La automatización en la industria farmacéutica es fundamental, más ahora cuando se le está exigiendo que produzca millones de dosis de vacunas en muy poco tiempo, algo que es imposible si en su manera de producir no se introducen los procesos automáticos.
Estos cambios no solo se hacen con el fin de que la productividad aumente, sino que se realizan para mejorar la seguridad y la calidad de los medicamentos, pues el farmacéutico es un sector en el que no puede haber fallos.
Se busca reducir el error humano en los procesos
El diseño de sistemas de automatización en las fábricas de producción de medicamentos no es algo nuevo. De hecho, se viene haciendo desde los años 90 del pasado siglo, pero dado su coste se reservaba a los procesos más cruciales.
Ahora, gracias a que la tecnología es cada vez más accesible se está extendiendo a todas las líneas de fabricación con la idea de reducir el error humano que producía el 80 % de los fallos, algo que las grandes farmacéuticas no se pueden permitir.
Podemos imaginar lo que sucedería si un trabajador se equivoca en una cosa tan simple como etiquetar una partida de píldoras, o peor, si el fallo se da durante la formulación de esas mismas pastillas.
Esto es lo que se evita con la automatización con la cual no se eliminan los errores. Sin embargo, sí se reducen de una manera drástica.
Por supuesto, habrá alguna resistencia al cambio por parte de las personas que hasta ahora han sido imprescindibles para producir medicamentos, no obstante, estas resistencias se irán venciendo al igual que se ha hecho a lo largo de toda la historia en la que los cambios son imparables.
Todo conectado y empleo de datos en cualquier parte
Quizá, la mayor novedad en los últimos años viene de la capacidad que poseemos para tener toda la industria conectada. Ahora mismo se pueden colocar decenas de sensores conectados a Internet, de manera que los responsables de tomar las decisiones tienen datos en tiempo real que pueden ver desde cualquier parte.
Gracias al Internet de las Cosas un directivo de una industria farmacéutica tiene la facultad de ver, al mismo tiempo que ocurre, cuántas cajas de medicamentos están saliendo de una máquina, si el robot está a pleno rendimiento, si se ha estropeado, etc.
De hecho, lo que marca ahora la diferencia con respecto a la automatización “primitiva” del pasado siglo es que los datos se analizan en tiempo real para poder tomar decisiones de inmediato, lo que puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Permite que las plantas sean más seguras
Las plantas de producción de productos farmacéuticos pueden ser lugares peligrosos, pues a veces se emplean productos químicos que son muy dañinos.
De este modo, la automatización de la industria farmacéutica incide en la seguridad. Por un lado, la gran cantidad de sensores repartidos por las fábricas lo miden todo, como las temperaturas de los reactivos, de las máquinas, la calidad del aire, etc.
Por otro, incluso se emplean drones con cámaras térmicas que van sobrevolando los tejados, por lo que si en una zona hay un aumento repentino de temperatura los responsables lo saben enseguida, tomando las medidas oportunas para evitar los accidentes.
Más velocidad en la producción
En las fábricas seguirá habiendo personas, pero lo cierto es que debemos reconocer que tenemos grandes limitaciones a la hora de producir de manera rápida y eficiente.
Nos cansamos y cometemos errores, lo que no ocurre con las máquinas como los robots. Estos pueden estar trabajando 24 horas sin cansarse y sin cometer fallos, algo que es cada vez más importante para las farmacéuticas, en especial cuando la sociedad les exige más y más medicamentos enseguida, sin darles margen para la espera.
Reducción de costos
Relacionado con la velocidad a la hora de producir medicamentos está la reducción de costos. Queremos tener acceso a los medicamentos a un precio asequible para todo el mundo (incluidos los países más pobres) de forma que en la industria tienen que buscar cómo reducir costes.
Una de las maneras es la automatización, con la cual producen más en menos tiempo. Esto permite bajar los precios a la vez que la farmacéutica sigue siendo viable, pues no hay que olvidar que pese a que nuestra salud depende de esta industria no dejan de ser empresas que necesitan dinero para poder existir.
Agiliza mucho los procesos burocráticos
Hay quien piensa que producir una medicina es sencillo, que no deja de ser otro procedimiento de fabricación más, pero esto no es así.
Con cada fármaco que pasa por la línea de producción se está poniendo en riesgo la vida de las personas en caso de que se produzcan errores. Por eso, la burocracia es enorme siempre que una simple caja de pastillas sale de una fábrica.
La automatización en la industria farmacéutica también busca agilizar todo el proceso de documentación gracias a los datos que se recopilan en los sensores, con los cuales se pueden presentar la información a las autoridades.
Reduciendo la burocracia y el tiempo que se emplea en recopilar y rellenar documentos, se produce más en menos tiempo, que es lo que interesa tanto a los dueños de la fábrica como a la sociedad, que tendrá de esta manera sus medicinas cuanto antes.
Por ejemplo, se puede aplicar la firma electrónica para autorizar procedimientos, se maneja mejor la documentación del laboratorio y hace que comparar datos revisas análisis sea algo en lo que se tarda segundos.
Ahora mismo la automatización en la industria farmacéutica es una realidad. El Internet de las Cosas lo ha hecho posible, al abaratar el coste de estos cambios y ha traído muchas ventajas en la fabricación y desarrollo de medicamentos, pues ahora se pueden producir más en menos tiempo y de una forma mucho más segura.